El flan es, indiscutiblemente, uno de los postres clásicos más apreciados en el mundo hispano. Sin embargo, cuando se le da un giro inesperado agregando mantequilla de maní, se transforma en una experiencia gastronómica única e irresistible. Hoy queremos compartir con usted este pequeño secreto de la repostería: el flan de mantequilla de maní, una versión modernizada que resulta tan suculenta como fácil de preparar.
Ingredientes principales
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1 taza de leche condensada
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1 taza de leche evaporada
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1/2 taza de mantequilla de maní cremosa
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4 huevos grandes
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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1/2 taza de azúcar (para el caramelo)
Preparación del caramelo
Caliente el azúcar en una sartén pequeña a fuego medio, revolviendo constantemente para evitar que se queme. Véalo transformarse en un caramelo dorado y seductor.
Vierta el caramelo cuidadosamente en el fondo de un molde para flan, asegurándose de cubrir toda la base. Reserve.
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Elaboración del flan
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En una licuadora, mezcle la leche condensada, la leche evaporada, la mantequilla de maní, los huevos y la vainilla, hasta obtener una mezcla homogénea y sin grumos.
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Vierta la mezcla sobre el caramelo ya enfriado en el molde.
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Cubra el molde con papel aluminio y colóquelo en una bandeja profunda. Llene la bandeja con agua caliente hasta alcanzar la mitad del molde, creando así el tradicional baño María.
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Hornee a 170°C durante aproximadamente una hora, o hasta que al insertar un cuchillo, éste salga limpio. La paciencia aquí es clave; nada de apuros.
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Luego de hornear, deje enfriar completamente antes de desmoldar. Quizás un poco de ansiedad se asome, pero el resultado hace que todo valga la pena.
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Presentación y consejos
A la hora de servir, puede decorar su flan de mantequilla de maní con cacahuetes tostados y una pizca de sal marina para potenciar los sabores. Incluso, unas finas hebras de chocolate negro funcionan de maravilla para dar ese toque sofisticado. Lo importante es dejarse llevar por la creatividad.
No olvide experimentar: si lo desea más cremoso, aumente un poco la cantidad de mantequilla de maní. Si prefiere sabores suaves, reduzca la leche evaporada y supla con leche fresca. Cocinar debe ser siempre un momento de disfrute y exploración.
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En definitiva, esta receta es perfecta para sorprender en cualquier ocasión, desde una comida familiar hasta una celebración especial. Atrévase a probar y verá que un clásico puede renovarse sin perder su esencia. ¡Buen provecho!
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